CÓMO COMBATIR EL RECHAZO TÉCNOLÓGICO
Todos conocemos gente refractaria a la tecnología, personas que dicen que no se les da bien, que no les gusta o que no la necesitan. Esta actitud puede producir limitaciones en el conocimiento y derivar en un aislamiento social. Y si hablamos de la empresa, el rechazo tecnológico también tiene graves consecuencias: frena su rendimiento e impide el avance.
La tecnología hoy es inherente al ser humano. Desde el principio de los tiempos hemos buscado instrumentos, recursos, procedimientos para resolver problemas, mejorar nuestra vida y alcanzar logros de la forma más práctica y sencilla.
Hoy en día, las soluciones tecnológicas permiten ahorrar millones de horas de trabajo y simplificar todos los procesos. Pero no todo el mundo opina lo mismo. Cuando una corporación se aferra a lo que ha funcionado toda la vida y se resiste a la innovación tecnológica, se estanca. Más temprano que tarde, su competencia acabará con ella.
Si queremos que la tecnología sea vista como la valiosa ayuda que es y no como un factor estresante es preciso:
- Valorar constantemente las necesidades empresariales. Hay que dar respuesta a las exigencias corporativas y cubrir los objetivos de producción de la mejor manera posible. Contar con el debido asesoramiento ayuda a las organizaciones a no pararse, pero también a no implementar una tecnología innecesaria. Todos hemos tenido electrodomésticos con decenas de funciones de las que solo usamos una, siempre la misma, o teléfonos celulares con numerosas funciones, cuya utilidad ignoramos.
- Detectar las causas de la tecnofobia. Existen muchas razones que llevan a las personas a detestar la tecnología. Una saludable gestión emocional en la empresa permitirá detectar las causas y poner remedio individual a cada casopara que nadie sienta ansiedad, temor o angustia ante los cambios. Hay personas que creen que la informática invade su privacidad, que daña el medioambiente, que perjudica su salud… Es necesario atender todos los motivos de rechazo y darles respuesta.
«Mejorar es cambiar —decía Winston Churchill—, así que para ser perfecto hay que cambiar a menudo».
- Emociones para vencer la resistencia al cambio. Cualquier persona puede utilizar la tecnología, con independencia de su edad o sus capacidades. Es normal que unos tarden más que otros, basta con insistir, preguntar y no sentir vergüenza. Un ambiente de trabajo donde reine la confianza, el respeto a la diversidad y la solidaridad, permitirá solicitar ayuda cada vez que se necesite.
Cuando se contemplan todos estos factores, las personas se sienten agradecidas por las ventajas que les aporta la tecnología, satisfechas de su desempeño, orgullosas de sus destrezas y habilidades, seguras de sus capacidades y plenamente motivadas.