El poder del boca a boca en el éxito de un libro
Una buena campaña de marketing puede hacer milagros con cualquier producto, pero la venta de libros es un mercado diferente.
Escribía hace unos días en este mismo blog sobre que comprar libros no es lo mismo que leerlos. Este fenómeno de almacenar volúmenes en casa con la ilusión de leerlos en un futuro es algo así como guardar en la despensa arroz y legumbres para hacer frente a situaciones de hambre, físico en este caso, mental en el otro.
Al parecer, el porcentaje de libros que compramos y no leemos se dispara cuando son en formato digital. Y eso que estoy hablando de descargas legales y pagadas. No me queda claro si es porque la gente se anima más a leer (y terminar) libros en papel o porque resulta más cómodo almacenar lectura de la que no ocupa lugar frente a la que implica cargar estanterías inútilmente.
En mi opinión, los editores deberían estar preocupados no solo por no vender suficientes libros, sino por el hecho de que no se lean aunque se compren. Es decir, recibir la necesaria compensación económica por el producto libro no lo es todo, también hay que conseguir que se lea. Obtener resultados con buenas campañas de mercadotecnia o con autores que venden como rosquillas es magnífico, pero no debemos olvidar que el verdadero éxito de un libro está en manos de los lectores.
El boca a boca, o boca-orella, según la expresión en catalán, es el motor principal de la industria del libro. ¡Cuántas veces hemos renunciado a empezar una novela solo porque personas de nuestra confianza nos dicen: «No pude con ese libro», «Menudo rollo», «Lo tuve que dejar a la mitad»…! La prueba de que la recomendación de las personas funciona más que cualquier anuncio publicitario está en el fenómeno booktuber, esos lectores que se han convertido en verdaderos prescriptores para sus fans y que tanta influencia tienen en las ventas.
Para mí, como para cualquier escritor, vender no es lo principal. Queremos que nos lean.