INGREDIENTES PARA EL ÉXITO EN UNA ENTREVISTA DE TRABAJO
Muchas personas con alta cualificación profesional tienen dificultades para superar la entrevista personal en los procesos de selección. Los reclutadores se fijan cada día más en las llamadas habilidades blandas, es decir, en la capacidad para gestionar las emociones de la manera adecuada. Se sabe que el éxito laboral depende de ellas en mayor medida que del conocimiento y de las habilidades técnicas. Platón decía que «el comportamiento humano fluye de tres fuentes principales: deseo, emoción y conocimiento». No creo que el orden fuera casual.
Tan importante como la formación en conocimientos es la formación emocional. Gente muy preparada, con titulaciones universitarias, másteres y doctorados no consigue dar lo mejor de sí misma en la entrevista de trabajo. Inseguridad, timidez, ansiedad, nerviosismo, vanidad, irascibilidad, miedo a no conseguir el empleo o por el contrario; un exceso de confianza, son algunas de las emociones que pueden deslucir el mejor currículum.
El manejo de las emociones puede y debe aprenderse como cualquier otra destreza, y es importante no solo en el ámbito laboral, sino también en el personal, el social y en la relación de pareja. En mi opinión, para que la entrevista de trabajo sea un éxito hay que…
- Acudir bien preparados. El conocimiento proporciona seguridad. Saber cuanto más mejor sobre la empresa en la que se desea trabajar, y no solo sobre su producción, sino también sobre su historia, su misión, sus valores, su política social… Esto nos permitirá hacer preguntas, interactuar, evitará tensiones y nos permitirá mostrarnos relajados y tal cual somos.
- Cuidar el lenguaje corporal. Nuestro cuerpo, nuestros gestos hablan tanto como nuestra voz. Es importante mirar a la cara al entrevistador o entrevistadores, hablar pausadamente, tener los músculos de la cara relajados (una sonrisa ayuda, pero no si es forzada), cuidar la posición en la silla, evitar movimientos automáticos de las piernas, con el boli… En estos tiempos extraños, si la entrevista se hace con mascarilla, resulta crucial transmitir bienestar con la voz y apoyar el discurso con las manos, pero sin exagerar los gestos.
- Responder honestamente. La entrevista de trabajo suele incluir preguntas típicas, cuyas respuestas conviene ensayar de antemano con alguien de confianza. Pero una cosa es prever las posibles contestaciones y otra soltarlas de memoria. Hay que hablar como lo haríamos con cualquiera, porque enfrente solo tenemos a otro ser humano que intenta conocernos. Pongámoslo fácil diciendo lo que sentimos, sin mentir, sin titubear, con honestidad, y expresemos siempre el deseo de aprender, de ser flexibles, de colaborar.
- Controlarlas emociones. Los entrevistadores pueden querer poner a prueba al entrevistado para conocer su reacción ante la presión, la agresividad, la crítica, etc. Una persona que sabe manejar sus emociones no se dejará influir y sabrá cómo responder con control, asertividad y amabilidad. El sentido del humor no debe faltar nunca, tampoco en una entrevista de trabajo.
No me resisto a añadir algo más: hay que tener en cuenta las neuronas espejo. Las personas tendemos a reflejar el comportamiento del otro. Si actuamos con escucha activa, sinceridad, calma, es más fácil que el entrevistador sienta empatía hacia nosotros y el trabajo deseado sea nuestro. Y si no lo conseguimos en esta ocasión, la sabia gestión de las emociones nos ayudará a relativizar el fracaso, aprender de los errores, prepararnos mejor y mirar hacia el futuro con la certeza de que podremos lograr nuestros propósitos.