ESTRELLA FLORES-CARRETERO
MADRID

Soy psicóloga, profesora, empresaria y escritora, aunque no necesariamente por ese orden. Tengo tres novelas publicadas: «Duele la noche», «Piel de agua» y «Días de sal».

Duele la noche
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El blog de Estrella

BIENESTAR EMOCIONAL PARA COMBATIR EL TECNOESTRÉS

Por el 10/05/2021

La tecnología es crucial para la competitividad de las empresas. Sin embargo, no basta con invertir en innovación informática; también hay que cuidar a las personas, proteger su bienestar emocional y evitar el tecnoestrés.

Emociones como el miedo, la tensión, la angustia, la frustración… cuando se utiliza la informática pueden provocar serios problemas en las personas. El estrés supone el 30 % de las bajas laborales en España y, aunque no se sabe exactamente qué porcentaje se debe a la presión tecnológica, cabe suponer que sí es muy elevado.

Las personas no se adaptan por igual a las nuevas tecnologías. Hay quien sufre resistencia al cambio y quien padece cierta incompetencia digital por falta de formación, malas experiencias previas o, también, no vamos a negarlo, porque los informáticos a veces ignoran que deben pensar tanto en ingenieros como en analfabetos digitales. No todo es tan intuitivo como debería serlo y no todo el mundo ha tenido suficientes oportunidades para aprender y practicar.

Pero, además, los individuos no cuentan con las mismas capacidades ni conocen las mismas materias, tienen distintas fobias y filias, diferentes formaciones, desiguales experiencias y recursos… Cada trabajador es diferente.

Los efectos del tecnoestrés en los empleados son físicos, tales como insomnio, fatiga, neuralgias, contracturas… y también psicológicos: irritabilidad, sensación de inutilidad, ansiedad, falta de compromiso con la empresa, depresión… El tecnoestrés causa infelicidad en los trabajadores y, como consecuencia, merma su productividad. Por eso es clave prevenirlo y evitarlo con algunas pautas:

  • Cambio sostenido. La innovación tecnológica debe ser constante y, por tanto, gradual. Hay que incorporar una cultura de cambio que posibilite su interiorización, de manera que se dé una adaptación cómoda a la innovación. La tecnología está para ayudarnos, facilitar nuestro trabajo, propiciar la autorrealización y crear entornos colaborativos.
  • Elegir, no conformarse. Todos conocemos software hostil, nada amigable. Y no hay por qué aceptarlo como inevitable. Los ingenieros informáticos y los diseñadores están para atender las demandas de los usuarios y adaptarse a sus necesidades. Es preciso escuchar a los trabajadores, incorporar sus ideas y optimizar sus condiciones de trabajo con las nuevas tecnologías.
  • Enseñar cada día. No basta con dar un curso. Las empresas deben tener colaboradores, mentores, formadores siempre disponibles para ayudar en los momentos difíciles, prestar soporte en el teletrabajo, instalar programas, etc. La información y la formación deben ser constantes y fluir en un espacio multicanal, de manera que todos puedan compartir trucos, atajos de teclado, opciones. Y no solo con horas lectivas, sino también con pequeños vídeos y correos donde se aporten nuevas soluciones. Hay que premiar las sugerencias de mejora y escuchar las dudas; de este modo, se motiva el aprendizaje y se aleja la sensación de incompetencia.
  • Respetar la privacidad. La tecnología tiene su momento y no debe asaltar la vida personal ni familiar. Queremos trabajar en un entorno colaborativo, no invasivo. Por eso, el horario tiene que respetarse: las personas pueden no responder a un correo, activar la función de no molestar o lanzar un mensaje automático de que están de vacaciones. La hiperconectividad y la tecnoinvasión también causan estrés. 

Y algo más: la tecnología nos permite comunicarnos en estos momentos en los que no podemos vernos tanto como quisiéramos, pero, cuando esto pase —que pasará—, no olvidemos que vernos cara a cara, tocarnos, levantarnos para ayudar a un compañero, sentarnos a su lado, estar próximos… es el mejor antídoto contra el tecnoestrés.

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