Escribir para sentirnos mejor
No es que la escritura sea milagrosa, pero sí muy útil para que afloren los sentimientos que nos dañan.
Hace un tiempo, escribí sobre el poder curativo de la escritura. Está comprobado que escribir tiene beneficios terapéuticos porque libera las emociones negativas que tendemos a reprimir para evitarnos el sufrimiento, aunque puede que, en un primer momento, remover lo que nos hace daño nos cause aún más dolor, algo así como cuando acudimos al fisioterapeuta y, en vez de sentir alivio, nos encontramos peor, pese a saber que en unas sesiones estaremos curados.
Muchas personas tienen un gran sufrimiento guardado en el fondo de su corazón. Creen que está olvidado, pero permanece ahí, como algo desagradable en su armario. Dejar asuntos sin resolver, taparlos, ocultarlos, es como negarnos a ver ese alimento que se pudre en nuestra nevera. Sacar a la luz los malestares es remover sentimientos tristes, sí, pero a la larga resultará beneficioso.
Una valiosa ayuda
No quiero decir que esto siempre funcione ni que sea milagroso. Por supuesto que, en ocasiones, hay que recurrir a un profesional y someterse a terapia. Pero, en general, escribir sobre lo que nos atormenta es un proceso liberador que elimina el sufrimiento, aleja el estrés y mejora nuestra salud, aunque en principio suponga afrontar de nuevo el episodio doloroso o pese a que nos haga volver a llorar.
En ocasiones, la escritura provoca una catarsis, porque nos sitúa ante lo que equivocadamente creíamos superado. Numerosas terapias utilizan la escritura como base para curar los problemas psíquicos y físicos, puesto que el sufrimiento y las emociones negativas también pueden causar enfermedades.
Estudios médicos avalan las ventajas de la escritura en personas que tienen diversas dolencias, incluso se ha comprobado que escribir rebaja la tensión arterial y fortalece el sistema inmunológico.
No hace falta saber escribir para que la escritura cumpla su función terapéutica; basta con dejar que la frustración, la rabia, el dolor… puedan fluir. Se trata de escuchar a nuestro corazón.
A menudo, cuando la gente se jubila, desea escribir sus memorias como una forma de analizar errores y aciertos, poner en orden su pasado y afrontar su situación. Creo que es la mejor forma de calmar nuestra ansiedad, cerrar etapas y mirar hacia el futuro.