Fallos en la máquina de escribir ‘bestsellers’
No estoy hablando de John Grisham, sino del algoritmo que permite predecir qué libro será un bestseller.
Ya escribí sobre ese algoritmo en La fórmula secreta del bestseller. Ahora Jodie Archer y Matthew Jockers, críticos literarios, escritores y vinculados al Laboratorio Literario de la Universidad de Nebraska, han dicho conocer la fórmula para predecir qué libro será un bestseller con una fiabilidad del cien por cien. Su algoritmo analiza diferentes variables de los libros que han conseguido estar entre los más vendidos de la historia, y tras sus investigaciones, publican los resultados en un volumen, The Bestseller Code.
Los editores y las editoriales quieren vender cuanto más mejor, lógicamente. De manera que si un programa determina cuándo una novela va a tener éxito se elimina el riesgo, y de paso, al editor, porque su trabajo lo hará una máquina.
Llegaríamos entonces a una situación supuestamente ideal donde solo se publicarían libros de éxito. Los pocos lectores que hay en el mundo podrían ir a las estanterías de la gran superficie y echar al carrito de la compra cualquier libro sin siquiera mirar el título: ¡seguro que es bueno!
Los datos no lo son todo
Pero resulta que Archer y Jockers predijeron que El círculo, la última novela de Dave Eggers, cumplía con todos los requisitos para ser un bestseller y no han acertado. La estilometría estadística, una nueva ciencia que analiza el estilo de un texto para saber cuánto se aproxima al de los libros de éxito, no es infalible. Por suerte.
Cada día es más preocupante que el big data dirija todas nuestras decisiones: nos dice que si nos gustó tal cosa, también nos gustará esta otra, selecciona lo que acepta la mayoría y esconde o suprime lo menos demandado, limita las producciones solo a lo más vendido, nos avasalla con lo que supone o sabe que deseamos…
Así que me alegro mucho de que el algoritmo haya fracasado. En la venta de un libro no solo cuenta lo que narra y cómo lo hace, sino muchas otras variables. Los lectores siguen teniendo la última palabra.