Lectores de titulares

Hay gente incapaz de leer no ya una novela larga, sino una cortita, de esas que se devoran en una tarde. ¿Puede que internet esté creando lectores de titulares?

Entiendo que pasen los años y uno no se decida nunca a leer En busca del tiempo perdido y que piense en dejarlo para cuando llegue la jubilación, si es que llega, pero no comprendo a la gente que no lee jamás un libro. Lo comentaba la semana pasada en este mismo blog, hablando de cómo conseguir que la gente lea más.

El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, de diciembre de 2014, revela que frente al 29% de españoles que leen todos o casi todos los días un libro, el 78% de la población se conectan a diario a internet y leen textos de uno o dos párrafos, algo que quienes han realizado la encuesta del CIS denominan «textos largos». Es decir, que la gente lee más que nunca, pero solo contenidos de consumo instantáneo (asumo que ni siquiera lleguéis al final de este post).

Lo superficial y lo profundo

Internet ha cambiado nuestra forma de leer. Cada vez que entramos en una página, sabemos que nos esperan millones de ellas con contenidos interesantes; apenas hemos empezado a leer la última entrada de nuestro blog favorito, cuando ya emerge un anuncio que nos roba la atención; nos disponemos a abrir un enlace prometedor y se nos olvida en cuanto suena el clin de un nuevo email, Facebook nos pide que felicitemos a un amigo o Twitter nos muestra «algunas personas que quizá te interese seguir»…  ¡Así no hay manera de concentrarse!

Precisamente por eso mucha gente nota que si tiene un periódico en papel entre sus manos es capaz de tragarse sin pestañear una opinión de página completa; pero si se descarga el mismo periódico en la tableta, apenas recorre los titulares. En internet no leemos en profundidad, solo echamos un vistazo.

No está mal dedicar un tiempo diario a ser lectores de titulares, pero no dejemos por ello de devorar unas cuantas páginas cada día. La lectura de forma prolongada y en profundidad, ya sea en un libro o en un e-libro, sigue siendo imprescindible para la reflexión, el estudio, el intelecto, la concentración, el enriquecimiento personal, la cultura… ¡y el placer!

• lectura y concentración