Luis Antonio Ortiz Hernández puede ser el próximo presidente de Venezuela
Viajar es siempre interesante, y más si tenemos la oportunidad de conocer a personas de las que podemos aprender.
Mi reciente viaje a Tierra Santa con CalaMundos no solo ha sido una experiencia personal y vital intensa, también me ha permitido estar con gente de la que he aprendido mucho, porque las relaciones humanas son siempre la mejor de las riquezas.
Una más de las buenas cosas que me han ocurrido en este viaje ha sido la relación con mis compañeros de aventura. Y en entre esos encuentros me alegro profundamente de haber compartido días y conversaciones con Luis Antonio Ortiz Hernández, exmiembro de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, uno de los jueces que solicitaron su jubilación anticipada por presiones, debido a la difícil situación por la que atraviesa la República Bolivariana. Luis Antonio Ortiz Hernández es ahora candidato a la presidencia en las elecciones que se celebrarán a finales de 2018.
Venezuela en mi corazón
Tengo grandes amigos venezolanos dentro y fuera del país. Luis Ortiz fue compañero en el viaje a Tierra Santa por azar, por eso me parece mayor suerte haber coincido con él. Su hija le llamó y le dijo: «Papá, prométeme que vas a aceptar lo que te voy a regalar». Ella ama a Ismael Cala, aunque el padre no sabía apenas nada sobre él.
Pero allá fue. El viaje le ha servido para reflexionar y para prepararse mentalmente de cara a la campaña que va a iniciar. Él, profundamente creyente, ha rogado a Dios por Venezuela y por ver a los suyos regresar al país, tener un plato digno en sus mesas, terminar con las confrontaciones, restablecer la seguridad, volver a vivir juntos en paz.
En estos días a su lado he visto que Luis Ortiz es el polo opuesto de un político al uso. Un hombre honrado y justo, de hacer mucho y hablar poco. Trabajador, sencillo, buena persona. Doctor en Derecho Penal, Derechos Humanos, Derecho Constitucional y Derecho Internacional; profesor universitario, conferencista y escritor, ha sido nombrado embajador de la paz por la Organización de las Naciones Unidas.
A mí me encantó compartir tiempo a su lado. Pero al margen de mi experiencia personal, estoy convencida de que sería una suerte para Venezuela contar con alguien como él para dirigir el país. Confío en que los venezolanos tengan la vista aguda para reconocer a un verdadero hombre de Estado.
Me resulta aún más loable su iniciativa porque sé que no necesita ese puesto; tiene la vida resuelta y podría, como tantos venezolanos, marcharse a otra parte del mundo a vivir. Pero Luis Antonio Ortiz se siente con la necesidad de hacer algo por los suyos. Estoy segura de que con él Venezuela no volverá a ser como era: será mucho mejor.