La importancia del ‘mentoring’ en la empresa para retener talento
El mentoring, que parece una palabra de moda, es tan viejo como la humanidad. Cuando Ulises partió hacia Troya pidió a su amigo Méntor que se hiciera cargo de la educación de su hijo, Telémaco. Méntor dio el nombre a un concepto esencial para las empresas de hoy.
El mentoring es la vida misma: nacemos y nuestros padres nos enseñan con su experiencia; después, en la escuela, en el instituto, en la universidad… maestros y profesores nos transfieren su conocimiento. ¡Cómo iba a detenerse este proceso en la empresa! El mentoring debe continuar.
Los líderes empresariales no deben descuidar el mentoring en sus políticas corporativas; al contrario, es importante dedicar a este aspecto recursos y atención porque de él depende el avance de los equipos y la integración entre las personas que los componen, además del éxito de la empresa, por supuesto.
Cómo cuidar el mentoring empresarial
El proceso por el que alguien con experiencia empresarial guía a quien no la tiene es una forma de incrementar el bienestar de todos y también de mejorar el desarrollo y la eficiencia empresariales. Por eso es importante elegir a los mentores adecuados.
1. Deben estar motivados, satisfechos con su trabajo y seguros de sí mismos; solo así podrán transmitir a los mentees las actitudes apropiadas hacia la empresa. Quienes invierten tiempo y ofrecen conocimiento a otros suelen verse recompensados moralmente con su trabajo, pero también han de estarlo con una retribución justa.
2. Un buen mentor es un líder con experiencia que sabe transmitir sus conocimientos con verdadera empatía, que puede aconsejar y que tiene deseos de ayudar; no es simplemente alguien que quiere dar lecciones.
3. Los mentores deben ser humildes para poder transmitir no solo sus éxitos, sino también sus fracasos y tropiezos, ya que «los errores a menudo pueden ser tan buenos maestros como el éxito» (Jack Welch).
4. Es importante que los mentores sepan comunicar bien, para que informen adecuadamente de los aspectos organizacionales o empresariales, pero también, y no menos importante, para que muestren a sus alumnos cómo comunicar sus emociones.
5. El ideal es que surja entre mentor y alumno una relación de confianza y compromiso con la empresa en donde exista implicación emocional. De este modo, se podrá crear un clima propicio para escuchar, preguntar, implicarse y asumir retos.
Los mentores no nacen; hay que formarlos para su tarea, pero los líderes empresariales no tendrán inconveniente en hacerlo porque el mentoring es una magnífica inversión para el bienestar personal, la promoción profesional, la creación de equipos y la productividad empresarial.
Una buena planificación del mentoring permite el aprendizaje, la motivación y la retención del talento; algo que todo líder empresarial debe perseguir en su corporación.