A mí me gustan las guías de viaje
Llamadme antigua, pero en un mundo lleno de aplicaciones informáticas para viajeros, yo sigo prefiriendo las guías de viaje de toda la vida, las de papel.
Soy la primera en consultar TripAdvisor, Foursquare o Google Maps antes de entrar en un restaurante o reservar un hotel; a menudo contrato mis viajes en Skyscanner o Kayak; me fijo en lo que recomienda TouristEye en cada país… Pero cuando planifico un viaje, lo primero que hago es comprarme una guía en papel, una guía de las de toda la vida.
Guías de viaje con historia
La guía de viaje me permite resaltar con un rotulador fluorescente lo que tengo que ver en tal sitio y con otro color lo que ya he visto. En las páginas de mi guía de viaje suelo apuntar con bolígrafo que tal lugar no merecía la pena porque era la típica turistada y había que perder casi un día en desplazamientos, me atrevo a refutar los consejos de su autor, amplío una información, tacho otra o escribo que descubrí un lugar fabuloso para cenar relajadamente, bueno y barato. Anoto a veces en un margen el mail o el teléfono de esa persona encantadora que siempre conocemos fugazmente y que deseamos de todo corazón volver a cruzarnos en otro momento de nuestras vidas…
Entre las páginas de mis guías de viaje guardo algún que otro tique de entrada a un museo con la imagen de esa estatua que me fascinó o una hoja del árbol más raro (al menos para mí) que encontré en aquel parque que me sirvió de oasis anímico.
A menudo doblo las esquinas de las guías de viaje para marcar algo importante, aunque siempre olvide qué era. Y en el camino de vuelta, en las muchas horas de aviones, aeropuertos y escalas, escribo en las páginas en blanco, esas tan oportunamente llamadas «hojas de cortesía», mis impresiones sobre el viaje.
Es seguro que no volveré a usar nunca más esas guías ajadas y algo cochambrosas que conservo, porque no es fácil volver a transitar por los mismos caminos y porque el mundo avanza mientras las guías se quedan obsoletas, pero les tengo cariño porque me han acompañado en viajes importantes, como lo son todos: experiencias únicas. Por eso yo seguiré comprando guías de viaje de las de toda la vida, en papel.