Cómo tratar con un amigo, compañero o jefe manipulador
Siempre he dicho que el chantaje emocional se produce en todos los campos: en las relaciones entre hermanos, en las parejas, con nuestros padres. Pero de lo que menos se habla es de la manipulación de las personas entre amigos o en el trabajo.
A veces, tener contentos a nuestros amigos, compañeros o a nuestros jefes cuesta mucho, porque hay que estar permanentemente haciendo concesiones. De lo contrario, aparecen los comentarios típicos: «Luego querrás que te ayudemos», «Tú sabrás, pero…», «Con lo que he hecho por ayudarte…».
Esto, unido a toda esa comunicación no verbal, como estar con cara de enfadada/o, tener malos modales o dar voces que no vienen a cuento, se llama manipulación, y consiste en jugar con las emociones de los demás.
Parece que la felicidad del manipulador depende de cómo se comporten los otros. Esa es su estrategia, y en ella siempre salen perdiendo quienes le rodean.
Las personas que estiman al manipulador pueden llegar a pensar que son culpables de que el chantajista se sienta mal. «Hago daño porque no le estimo lo suficiente como para hacer lo que quiere».
Las víctimas del chantaje emocional suelen terminar con la autoestima destrozada, sintiéndose culpables de las emociones y conductas del otro. Y a menudo caen en la indefensión aprendida, que no es más que creer que, hagan lo que hagan, nada cambiará.
Cómo se llega a ser un manipulador
Mi siguiente pregunta es: ¿cómo se crea un manipulador? En gran parte, por los modelos de conducta que observados desde niño. La manipulación suele ser muy eficaz con las personas que valoran y aprecian al manipulador, la gente que desea de forma noble algo bueno para él. Esto es así porque los que quieren de manera honesta no desean ver sufrir a quienes aman.
El problema es que el chantajista no lo vive igual. Normalmente, se cree con derecho a obtener lo que desea en nombre del amor y de lo que ha hecho por el otro. Y poco a poco se va generando una relación tóxica en la que uno manipula y su víctima, a veces sin ser consciente de ello, cede a la manipulación.
En la sociedad actual existen muchos niños malcriados con falta de límites que son manipuladores. Aprenden a tener relaciones en las que «quererme es darme lo que a mí me gusta» y llegan al mundo laboral exigiendo a sus colegas. Son compañeros o jefes que solo están felices cuando los demás hacen lo que ellos quieren.
Por regla general, el manipulador critica, pero no se atreve a decir las cosas claramente; juzga, pero no es capaz de hacerlo de frente; señala, pero es cobarde, y está ansioso por tener a su alrededor personas que le complazcan y le rindan pleitesía.
Formas de defenderse
Desde mi experiencia, estos son los consejos para gestionar el chantaje emocional y prevenirlo:
1. Pon límites en cuanto al tiempo que pasas con esa persona y sobre lo que escuchas. No dejes que te sermonee ni amenace. Contesta de forma amable que la petición te parece injusta y que para ti es innegociable no hacer lo que te pide o renunciar a lo que te propone.
2. Pídele que aprenda a comunicar con honestidad lo que quiere.
3. Expresa cómo te sientes cuando actúa así y lo que pierdes cuando se comporta de ese modo. Las relaciones deberían ser bidireccionales, en las que las dos partes cedan y las dos partes ganen. No puede ser que uno, jugando con las emociones del otro, salga siempre ganando.
4. Establece tus prioridades y comunica la importancia que tiene para ti hacer o dejar de hacer algo. Pide respeto hacia tu tiempo. Si es posible, negócialo de forma amable.
5. Aprende a diferenciar entre las exigencias y las peticiones. Cuando alguien te pide algo cuenta con la posibilidad de que cedas y reflexiones; cuando alguien exige algo no cuenta con esta opción.
6. Si tienes dudas sobre lo que te está reclamando, pide un tiempo muerto. No necesitas tomar una decisión de forma inmediata. Es mejor que lo pienses en frío.
7. Revisa las creencias y valores que tienes en la relación y sienta las bases de un trato sano. Es mejor hacer una puesta en común y tratar de negociar.
Casi siempre, el chantajista busca controlarte a ti y a la situación. Con ello pierdes tu libertad, estima personal y tu felicidad. Nadie puede controlarte. Y cada vez que cedes al chantaje pierdes una porción de tu libertad. Mantén los ojos abiertos para no dejarte vencer por quien no respeta ni tus límites ni tus emociones.
Y si nada de esto funciona y sigues sintiéndote mal porque el manipulador no te respeta, es mejor perder a este tipo de personas de tu vida que perderte tú en tu propio daño.