El derecho a no terminar un libro
Hay lectores que, cuando empiezan un libro, por muy ladrillo que sea, se sienten obligados a llegar hasta el final. ¿A vosotros os pasa?
El sentido de la responsabilidad, el compromiso, el no abandonar las tareas a medias está muy bien y debe animar nuestra vida en todas las facetas: laborales, formativas, sociales, personales. Olvidar nuestros objetivos por el camino, antes de llegar a la meta, puede dañar nuestra autoestima, crearnos sentimientos de culpa y provocar ideas de fracaso. Si habitualmente carecemos de motivación para mantener la constancia, la disciplina y el esfuerzo necesarios hasta alcanzar lo que nos habíamos propuesto, es posible que necesitemos la ayuda de un psicólogo.
Dicho esto, leer no debe ser una obligación, sino una agradable devoción (salvo que tengamos que hacerlo por razones profesionales, claro). Detrás de una persona empecinada en acabar a toda costa una novela que le parece una tortura, puede haber rasgos de rigidez y personalidad obsesiva.
Seguir o abandonar
El 38 % de los lectores, según el portal de lectura Goodreads, acaba sus libros sí o sí, con independencia de si les gustan o no. Entiendo que alguien avance para dar una oportunidad a que en algún momento le interese la trama, porque quiera conocer a un determinado autor, porque es un libro prestado o regalado y le gustaría comentarlo con quien le ha hecho el favor, porque se lo ha recomendado alguien con quien suele coincidir… O, como decía el filósofo Bertrand Russell, «existen dos motivos para leer un libro: uno, disfrutar con él; el otro, poder presumir de ello».
Cualquier razón para seguir leyendo es tan lícita como la decisión de abandonar, pero quienes se obligan a terminar un libro que les aburre mortalmente, y encima sin saltarse una línea, se exponen a leer menos o, lo que es peor, a aborrecer la lectura.
Los que disfrutamos leyendo no deberíamos torturarnos con libros que no nos interesan. No tenemos un compromiso con nadie y nos asiste el derecho a decidir qué libros queremos leer, cuándo y cómo, incluso nos sentimos autorizados para saltarnos páginas y aterrizar en la parte que más nos interese o desembocar directamente en el final.
Hay mucho bueno por leer y tenemos poco tiempo. Seamos libres para elegir, picotear, abandonar… No terminar un libro puede ser la mejor manera de disfrutar de la lectura.