Emociones que curan
En el día a día como psicóloga, observo a menudo la conexión entre la salud emocional y la física. Para mí, el cuerpo es el campo de batalla de los juegos de guerra de la mente.
Siempre hemos pensado que las emociones tenían que ver con algo mágico, que todo lo relacionado con ellas ocurría sin que pudiésemos controlarlo. Sin embargo, a medida que avanza la ciencia, sabemos más sobre nuestra mente y su efecto sobre el cuerpo: tenemos la certeza de que la mente controla el cuerpo de una manera sorprendente.
Cuestión de neuronas
En nuestras neuronas están grabadas cada una de nuestras emociones en forma de sustancia química. Estas neuronas, conectadas entre sí, trasmiten información sustentada por otras informaciones que tenemos almacenadas en la memoria asociativa. Todos los días reconectamos esta red, la que estamos habituados a usar. Si todos los días generamos emociones de tristeza, rabia, ira o sufrimiento, hay otras células que no se encuentran conectadas y que comienzan a tener una función ineficiente, con el consiguiente efecto sobre las tareas básicas del cuerpo.
Se sabe que las células que no se activan dejan de reconectarse…, y entonces nos convertiremos en personas con ese hábito de tristeza, rabia, ira o sufrimiento. Hemos interrumpido el pensamiento de felicidad, confianza y amor con el que dimos los primeros pasos en este mundo.
La fábrica de emociones de nuestra mente controla y regula el mecanismo nervioso, desde el metabolismo a la actividad sexual y, por tanto, también el sistema inmunológico está regulado por este proceso, por nuestro pensamiento.
Nuestro pensamiento, nuestro cuerpo
Hay un claro efecto del pensamiento en el cuerpo. Si queremos encontrarnos bien físicamente, estamos abocados a aprender a amar y a perdonarnos a nosotros mismos. Porque es aquí donde reside la clave de la salud, en nuestra propia mente, en nuestro propio pensamiento. Por eso creo que el cuerpo es el campo de batalla de los juegos de guerra de la mente.