Escritores de fin de semana
Hay escritores que escriben cada día; hay otros que solo podemos escribir los fines de semana.
Jorge Edwards, premio Cervantes en España y Nacional de Literatura en Chile, cuenta que su padre le pidió que fuese escritor solo los fines de semana y abogado de lunes a vienes, porque le parecía que dedicarse a la literatura era una extravagancia.
A mí no me lo pidieron mis padres, pero tengo muchas vocaciones, pasiones y aficiones a las que atender. Por eso soy escritora solo de fines de semana, y además no todos y no a tiempo completo.
A veces leo entrevistas en las que tal escritor afirma que se levanta cada día y trabaja en lo suyo cuatro, seis horas, sin levantar cabeza. O que tal otro se queda despierto hasta la madrugada llenando más y más páginas de Word. Y los envidio.
Dedicación plena
Un escritor productivo a tiempo completo suele convertirse en un grafómano, algo que puede resultar una suerte para los lectores… o no. Lope de Vega escribió unas dos mil obras de teatro, muchas desaparecidas, nueve epopeyas, siete novelas, tres mil sonetos… Unamuno fue otro prolífico escritor que todavía trae de cabeza a sus biógrafos y recopiladores; tocó todos los géneros y escribió más que habló. Corín Tellado, nuestra escritora más romántica, llegó a firmar cinco mil novelas.
Dicen que Stephen King es el escritor actual más productivo del mundo. Tiene más de cincuenta novelas publicadas y un montón de cuentos, cómics, antologías… El tipo no para. Hay quien sospecha que tiene toda una plantilla de escritores a su servicio, pero él afirma que todo se basa en cumplir cada día su meta de llenar seis páginas como mínimo. Si solo escribiera eso, las cuentas no saldrían. Con varios superventas de más de mil páginas, no puede bastarle con seis, necesita producir más de sesenta.
Ser una escritora a tiempo parcial hace que publiques menos (no sé si es una ventaja o un inconveniente). Lo bueno es que para mí esto resulta, más que un oficio, un hobby. No digo que no me cueste, sino que lo asocio con el tiempo libre. Así que cuando me siento a escribir necesito ser muy productiva. Como no tengo tiempo para darle a la tecla pero sí para pensar, cada vez que me pongo delante del ordenador, los capítulos salen a toda velocidad de mi cabeza. Es la urgencia del escritor pluriempleado.
Si lo pienso, tampoco he tardado en escribir mi última novela Duele la noche. Le he dedicado los fines de semana, no todos y no a tiempo completo, de los dos últimos años. Por cierto, es fin de semana, voy a ponerme ya con mi cuarta novela…