Imprímame este libro, por favor
La impresión bajo demanda, a petición del consumidor, se vislumbra como la forma más sensata para la supervivencia del libro de papel.
«Imprímame este libro». «¿Lo quiere para llevar o para tomar?». El consumidor impone sus gustos, y los libreros, editores, distribuidores, impresores… se afanan en satisfacerle. El lector de hoy quiere leer en el teléfono, en el e-reader, en su tableta, en el ordenador…, pero también quiere pasar las hojas de sus novelas favoritas, subrayar algunos ensayos con su lápiz más elegante o escribir una dedicatoria con cuidadosa caligrafía.
Impresión bajo demanda
Los libros ya no son lo que eran; ahora pueden tener múltiples apariencias y no limitarse a ser un tocho de hojas encuadernadas. Lo que cuenta sigue siendo el contenido, el formato da lo mismo. Por eso la industria del libro se mueve al son que le tocan los lectores y se lanza a ofrecer la impresión bajo demanda. ¿Quieres un libro físico, en papel de toda la vida? Pues te lo cocinan al momento y te lo sirven recién hecho. Muchas de las grandes editoriales ya trabajan así.
De este modo se reducen los costes de almacenamiento y los gastos de producción y devolución. La impresión bajo demanda también acabará con las obras agotadas y descatalogadas.
Los libros pasarán a ser trajes a medida: quiero la letra en un cuerpo más grande; no me gusta la tipografía Times, prefiero la Arial; mejor con tapa dura, para que no se me estropee en el bolso; qué tal una portada en tonos verdes qe combine con mis ojos… Imagino un futuro así, o incluso más: por favor, ese final es horrible, ¿me lo puede cambiar?
