La resiliencia empresarial
Las capacidades de una empresa para reponerse, adaptarse y recuperarse rápidamente frente a situaciones adversas o disruptivas son hoy más importantes que en otras décadas. En el mundo de hoy, rápidamente cambiante, ante cada dificultad hay que ser capaz de sobreponerse a las circunstancias para seguir avanzando en la dirección correcta y gestionar el futuro.
Ser resiliente también significa aprender de las experiencias pasadas y utilizar ese conocimiento para mejorar la capacidad de respuesta, analizar los fallos, aprender de los errores y buscar soluciones con determinación para afrontar el futuro. No sirve de nada lamentarse por lo que ocurrió, sino extraer lecciones de lo sucedido para implementar nuevas medidas.
Hoy en mi opinión, entrenar la resiliencia corporativa permite lograr el éxito, tener buenos resultados pese a los problemas que puedan generar las nuevas tecnologías, el constante cambio de los mercados, la globalización…
Los requisitos para que la resiliencia forme parte de la cultura corporativa y superar los desafíos desde mi punto de vista son:
Planificación y preparación
Podemos anticipar el futuro. Para ello es necesario permanecer atentos a los cambios sociales y observar las tendencias de los mercados; anticiparse a los clientes las necesidades para dárselas, ofrecérselo antes de que ellos mismos sepan que lo quieren. Además, es preciso simular acontecimientos inesperados y diseñar respuestas ante situaciones adversas posibles, estar alerta.
Rapidez
En el contexto de la resiliencia, la rapidez se refiere a la capacidad de una persona o sistema para recuperarse rápidamente después de enfrentar a situaciones de estrés. Implica la habilidad para adaptarse y superar los desafíos de manera ágil y eficiente, minimizando los efectos negativos en el tiempo y retomando el funcionamiento normal lo más pronto posible.
Implica una combinación de factores como la capacidad de adaptación, la flexibilidad cognitiva.
Motivar el optimismo
La actitud de las personas que trabajan en la organización, así como una buena red de apoyo social, brinda el respaldo necesario durante las etapas de recuperación. La resiliencia no significa ignorar o evitar los sentimientos y emociones negativas asociadas a las adversidades, sino más bien, se refiere a la capacidad de procesar, aprender y adaptarse a través de esas experiencias en un tiempo relativamente corto.
Fomentar una cultura de innovación
La innovación es clave para mantener la competitividad en el mercado. Fomentarla, promueve la generación de ideas creativas y el aprendizaje constante. Anima a las personas a pensar de manera original y a proponer soluciones a los desafíos que enfrenta la corporación. Establece procesos y recursos para fomentar la innovación y la experimentación en la organización.
Diversifica las fuentes de ingresos
Dependiendo de un solo producto o servicio para generar ganancias puede hacer que la empresa sea vulnerable a los cambios del mercado. Buscar distintas formas de diversificar las fuentes de ingresos, como desarrollar nuevos productos, expandirte a nuevos mercados o establecer alianzas estratégicas con otras empresas, permitirá adaptarte más fácilmente a los cambios y mantener la estabilidad financiera de la empresa.
Construir una red sólida de relaciones
Mantener buenas relaciones con los clientes, proveedores, empleados y otros actores clave en la industria puede ser crucial para la resiliencia de la empresa. Hay que dedicar tiempo en construir y fortalecer estas relaciones, manteniendo una comunicación abierta y transparente. Además, busca oportunidades para establecer alianzas estratégicas o colaboraciones que ayuden a diversificar las capacidades y los recursos.
La resiliencia empresarial se trata de adaptarse a los cambios y superar los desafíos de manera efectiva, pero ha de construirse una base sólida para enfrentar cualquier obstáculo que surja en el camino. Y acabaré con una frase de Confucio que decía “La verdadera resiliencia no se mide por cuántas veces caes, sino por cuántas veces te levantas”.
