¿Qué tendrá el libro en papel?
Los libros impresos siguen siendo más populares que los digitales.
Algunos quieren imponer el formato digital sobre el papel porque es una manera de conocer los gustos de los lectores, saber sus preferencias y lanzar campañas de marketing a medida del usuario, algo que no es posible hacer con el anonimato del papel. Pero por más que se empeñen, la gente prefiere el papel, quizá el tacto, el famoso olor a libro, la posibilidad de hacer anotaciones a mano, pasar páginas con el pulgar…
El Pew Research Center de Washington acaba de publicar una encuesta sobre los hábitos de lectura en los Estados Unidos. La sorpresa es que el formato digital no avanza tanto como se esperaba, ni siquiera entre los más jóvenes. El libro impreso es más popular que ningún otro formato.
Los datos de este estudio afirman que entre el grupo de personas que habían leído libros en los últimos doce meses, el 65 % habían elegido papel, frente al 28 % que prefirieron formato digital y el 14 % que optaron por los audiolibros. El grupo de los que leen en formato digital engloba los e-readers, las tabletas y el móvil, que surge como un punto de lectura cada día más común (de ahí, supongo, su creciente tamaño).
En España ocurre lo mismo: aunque el soporte digital ha crecido, solo un 18 % lee en ese formato, frente al 59 % que quiere papel. Eso es lo que dice el informe El sector del libro en España, de nuestro Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Sumar, no competir
Creo que lo importante es que la gente tenga a mano siempre un libro para leer: en el Kindle mientras viaja en metro, en el smartphone cuando espera en la consulta del dentista, en la tableta cuando se va a la cama, en papel cuando se sienta en el sofá…
Entre mis alumnos, hay de todo, pero observo que para estudiar sigue siendo el libro en papel lo preferido, por supuesto combinado con las ventajas de los recursos digitales y el acceso online al número infinito de contenidos que les ofrece internet.
En realidad, a todos, salvo a los fabricantes, el formato debería darnos lo mismo. Los estadounidenses tendrían que preocuparse no del soporte sino de que tienen un 26 % de su población que no lee libros, ni en papel, ni en digital, ni en nada. Y nosotros porque los superamos con un 35 % de no lectores.
Todos estos datos son solo un pretexto para decir que lo importante es que la gente lea.
Y por cierto, mis novelas están en papel y en digital.
