ESTRELLA FLORES-CARRETERO
MADRID

Soy psicóloga, profesora, empresaria y escritora, aunque no necesariamente por ese orden. Tengo tres novelas publicadas: «Duele la noche», «Piel de agua» y «Días de sal».

Duele la noche
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El blog de Estrella

Aprender de los éxitos es también una realidad

Por el 22/06/2022

Siempre se habla de la importancia de aprender de los errores. Es cierto que los fracasos no deben ser vistos como barreras que nos impidan continuar adelante, sino como oportunidades para evitar repetir los fallos. Sin embargo, el éxito implica una enseñanza aún más valiosa. De hecho, se considera que el cerebro humano está más capacitado para aprender del éxito que del fracaso. 

Un interesante estudio publicado en la revista Neuron sobre cómo aprendemos de la experiencia («Learning substrates in the primate prefrontal cortex and striatum: sustained activity related to successful actions») demostró que las asociaciones estímulo-respuesta, cuando eran exitosas, provocaban una actividad neuronal de algún modo dopaminérgica. Aunque se trataba de un efecto momentáneo, quedaba grabado para influir en acciones posteriores y lograba que hubiera un mayor número de respuestas correctas, y que estas permanecían de forma más duradera que las respuestas erróneas. 

Esto es algo que deberíamos tener en cuenta también en las relaciones humanas y laborales si queremos que las enseñanzas tengan éxito en los equipos de trabajo, la formación académica, la educación infantil, las familias, las parejas…

El éxito nos permite avanzar

Todos lo hemos vivido: si cuando intentábamos mantener el equilibrio sobre dos ruedas o avanzar en el agua sin irnos al fondo alguien nos hubiera dicho que éramos unos inútiles, seguro que nos habría costado mucho más aprender que cuando unos amorosos brazos y unas cariñosas palabras nos aseguraron que lo estábamos logrando, que hacíamos progresos… El éxito nos da ánimos para seguir adelante porque refuerza nuestra autoestima y nos aporta confianza en nuestras posibilidades de superación.

El éxito estimula la mejora continua

Nadie consigue llegar a la meta sin esfuerzo. Algunos pocos heredan un imperio o se ganan la bonoloto, pero ¿Cuántos de estos conocemos en nuestro círculo? Y así todo, estos pocos afortunados tienen que estar atentos para mantener su riqueza. En cambio, las personas de éxito se esfuerzan por aprender cada día, trabajan duro y se enfocan directamente en lo que quieren alcanzar. El éxito es proactivo, imaginativo, estimulante…  Un ejemplo: admiramos a Nadal por muchas cosas, pero también porque podría disfrutar de su merecida fortuna y, sin embargo, lucha cada día hasta el límite por ser el mejor. El éxito alimenta la fuerza de voluntad y la mejora continua. 

El éxito provoca el deseo de compartir

No celebramos socialmente los fracasos, sino los éxitos. Y eso nos lleva no solo reunirnos con el equipo para festejar, sino también y muy importante, a compartir conocimiento, a documentar los procesos y comportamientos que han llevado a nuestra organización a lograr un determinado éxito, a repetirlos. Con esto creamos know-how, inyectamos conocimiento, lo difundimos colectivamente y, como consecuencia, generamos más éxito.

Es verdad que del fracaso se aprenden lecciones, pero son, sobre todo, acerca de lo que no debemos hacer. Y:

«Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito»

como bien dijo Thomas Alva Edison.

Lo bueno del éxito es que nos enseña también  lo que sí hay que hacer.  

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