Cultura corporativa; la esencia del valor de la empresa
La mayoría de las empresas han incorporado los valores a su cultura corporativa, pero me atrevo a decir que para muchas de ellas no representan más que un mero apartado en su página web o una mención en el discurso de Navidad.
Sin embargo, solo los valores corporativos pueden lograr el cumplimiento de nuestra misión porque conducen a trabajar alineados por los mismos objetivos y bajo la misma ética. Estoy segura de que detrás de toda organización de éxito hay un conjunto de valores sólidos que se respetan y que se han respetado a lo largo del tiempo.
Por eso es importante establecer nuestro propio conjunto de valores, conseguir que todo el mundo los conozca y que se pongan en práctica desde el momento de la contratación y en el día a día. ¿Cómo hacerlo?
Coherencia entre los valores personales y los de la empresa
Todos tenemos una serie de valores que defendemos. Pueden ser la perseverancia, el esfuerzo, la pasión por lo que hacemos, el respeto a la diversidad, el deseo de innovación, la honestidad, la empatía por quienes nos rodean, el cuidado emocional de nuestros trabajadores…
Y todos somos, además de productores, consumidores, así que sabemos cómo nos gusta que nos traten. Elaborar una lista con los valores fundamentales para cada uno es el primer paso, y hacerlo sin olvidar las palabras de Nietzsche que se refería al valor como” el fundamento de la comprensión del mundo y de la vida” y esto es aplicable a todos los ámbitos.
Identificar los objetivos de la empresa
Cada corporación desarrolla su actividad en un entorno diferente. Hay que pensar en los proveedores, los clientes, el equipo, los procesos, el respeto por el medioambiente… y ver cómo los valores propios pueden aplicarse a los grupos de interés.
Describir la aplicación práctica de cada valor
Definir qué valor o valores impregnarán tal o cual procedimiento para lograr la excelencia. Por ejemplo, si uno de mis valores es la justicia, no puedo permitir que exista trato de favor hacia un empleado sobre el resto, o si se trata de la innovación potenciaremos la búsqueda permanente de soluciones alternativas…
Difundir los valores
No hace falta tener decenas de valores, basta con unos pocos pero que todo el mundo los conozca, por escrito, en vídeo o de cualquier forma posible. A menudo, cuando se pregunta a los miembros de una empresa cuáles son sus valores suelen quedarse pensando.
Lo deseable es que puedan enumerar cinco o tres valores fundamentales que deben poner en práctica constantemente, que conforman su manera de comportarse y que son la identidad de su empresa, su marca diferencial.
De este modo, tendrán cohesión y un mayor compromiso de pertenencia. Debemos analizar periódicamente si el trabajo se ha hecho de la forma correcta, si estamos respetando los valores de los que queremos enorgullecernos, si los Centros de interés observan en nuestros empleados la proyección de lo que busca las empresas.
Y acabaré con el mismo autor al que hice referencia, Nietzsche, para decir que su planteamiento genealógico de la psicología humana tiene mucho que ver con la psicología de la empresa pues dice que el sentimiento moral es “el recorrido por las transformaciones del sentido a lo largo de las cuales ciertos sentimientos y comportamientos humanos se han constituidos en valores morales”.