El cambio constante es la filosofía de las empresas ganadoras
«Todo fluye, nada permanece»
Heráclito.
25 siglos después hay quien parece no haber comprendido la inexorable verdad de sus palabras. Por eso muchos se resisten cada vez que tienen que abandonar su rutina.
Sin embargo, el cambio no debe ser la excepción en la empresa, sino la actitud cotidiana que líderes y trabajadores necesitan saber gestionar. Los cambios resultan a veces predecibles, como una reorganización de personal, el traslado a una nueva sede, la implantación de diferentes políticas de trabajo, la renovación de sistemas y tecnologías, la jubilación o sustitución de directivos… Son asuntos que se pueden preparar con antelación y que permiten involucrar a todos para lograr más implicación y mayor aportación de ideas.
Pero hay cambios que nos los encontramos por sorpresa, retos inesperados que surgen cuando menos lo esperamos: un giro súbito del mercado, una quiebra, una grave crisis de reputación, un cliente importante que desaparece, un empleado clave que se va, una catástrofe natural…
Vivimos en un entorno VUCA (siglas en inglés de volatility, uncertainty, complexity y ambiguity), sujetos a cambios constantes, rápidos e impredecibles. Estas condiciones de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad pueden hacer que las personas se sientan ansiosas, temerosas con respecto a su futuro, pero no queda más remedio que afrontar el mundo en el que nos toca vivir y competir con las mejores armas:
Visión
El cambio debe estar contemplado en la filosofía empresarial, inculcarse como método de trabajo y valorarse como es debido en aquellas personas capaces de innovar, replantear procesos, cuestionar lo establecido. Tenemos un objetivo que lograr y para ello hay que anticiparse continuamente a los posibles virajes del mercado, mediante políticas de retención y bienestar de trabajadores (especialmente de aquellos que consideremos clave), cuidado de clientes y seguimiento de su grado de satisfacción, diversificación, pólizas de seguros, fondos financieros, estrategias de sucesión, promoción y formación constante de los trabajadores… y planes alternativos en la manga.
Comunicación
Ser transparentes ayuda a las personas a alejar temores y a rebajar su ansiedad. En todo momento, hay que estar informados y hablar con claridad, transmitir confianza y apoyar a quienes más lo necesiten. Es importante ser comprensivos con otras formas de pensar, pero plantear diferentes escenarios en los que la escucha (de empleados y clientes) nos permita estar alertas ante diferentes escenarios.
Calidad
No solo hay que perseguir el trabajo bien hecho, sino mejorarlo cada día. En un mundo tan cambiante, no sabemos quién o quiénes pueden adelantarnos, ignoramos cuándo, pero sí sabemos que ocurrirá.
Valentía
Las empresas que realizan un constante análisis DAFO, de las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades, son más capaces de afrontar los problemas internos y evaluar los escenarios externos que puedan plantearse.
Agilidad
La flexibilidad para tomar decisiones, reaccionar a tiempo y modificar la estrategia son claves para afrontar los cambios. Los peligros que acechan a la empresa son infinitos, no pueden preverse todos, pero sí asumir que van a existir y que deberemos ser valientes, incluso a riesgo de cometer errores, porque, como dice el filósofo José Antonio Marina:
«No es el error, sino la inacción, la inercia, lo que hace fracasar al ser humano».