Escribir a mano está de moda
A mí me gusta escribir a mano, y parece que no soy la única. Miro a mi alrededor y pienso que se está poniendo de moda.
Cuando muchos creían extinguida la escritura a mano, Faber-Castell, la mítica empresa fabricante de productos para la escritura, ha anunciado por segundo año consecutivo un récord de ventas desde su creación, en 1761.
Pensábamos que la gente escribía poco o nada a mano y mucho en el ordenador, la tableta o en el móvil; nos sorprendían los jóvenes con esa forma tan ágil de manejar los pulgares a toda velocidad para comunicarse entre ellos; imaginábamos que ya ni siquiera garabateábamos la lista de la compra y preferíamos la app de turno. Pero parece que no es así.
Cada vez hay más gente que utiliza un bolígrafo favorito, y solo ese, para tomar notas. Incluso últimamente me he encontrado con algo que hacía años que no veía: varios casos de personas que utilizan la pluma, la estilográfica, aquella que algunos sufrieron en su niñez y otros ni eso.
Parecía que ya no, pero sí
Escribir a mano con un bonito birome se ha convertido en algo vintage, sofisticado y moderno.
De repente, en los hipermercados abundan los libros para colorear, muy populares como forma de relajarse, y hasta han vuelto los cuadernos de caligrafía Rubio, los de toda la vida.
Tener una bonita letra se considera una cualidad, algo así como saber dibujar. Es verdad que los caracteres, el trazo, su disposición, la inclinación… dicen mucho de nosotros, y no me refiero a la grafología, sino a algo más simple: el sentido estético, el gusto por la limpieza, la presentación, las ganas de agradar al otro.
Todo esto cuando además se sabe que la escritura manual tiene grandes ventajas, como facilitar la memorización cuando tomamos apuntes, mejorar la comprensión a la hora de poner en claro nuestras ideas, activar la creatividad, conectar nuestros conocimientos, ejercitar la motricidad y las habilidades manuales, facilitar la conexión mano-ojo-cerebro, paliar los problemas degenerativos, evitar los daños que causa el exceso de pantallas en la vista y el de teclados en las muñecas…
Por mi trabajo de escritora y profesora me paso la vida escribiendo en computadoras, que tanto me facilitan la vida. Pero también me gusta tener la posibilidad de escribir a mano. Cuando me piden que dedique una de mis novelas, me gusta cuidar la letra y la posición del texto en la página. Y también disfruto escribiendo a mano mis presentaciones. ¡Quedan mucho mejor! Y, modestia aparte, he recibido unos cuantos elogios.
La escritura nació en la Prehistoria, pero escribir a mano está de moda.