La correcta gestión del tiempo es clave en el liderazgo
Todo líder empresarial dedica muchas horas a su trabajo; pero nunca deben ser demasiadas. Una gestión eficaz del tiempo hará que su liderazgo resulte exitoso y su salud mental y física no se vean afectadas.
El liderazgo empresarial requiere una gran dedicación, es un reto apasionante, pero no puede absorber la jornada entera. Un líder estresado transmite a su equipo que la tarea le desborda. A la larga, generará problemas en la empresa y él mismo se volverá agresivo, tendrá cambios de humor y sus capacidades mermadas.
Todo el mundo atraviesa picos de trabajo, pero el esfuerzo coyuntural no puede instalarse en la vida como algo cotidiano. Los días tienen un número de horas limitado y no van a crecer por más que nos empeñemos. Así que se impone una adecuada gestión del tiempo.
Fijar objetivos
A Lao-Tse se le atribuyen estas palabras: «El tiempo es algo creado. Decir ‘no tengo tiempo’ es como decir ‘no quiero’». Si no lo dijo él, la frase está cargada de razón. Hay que analizar, solos o con ayuda profesional, cuáles son los objetivos. Y lo primero de todo es establecer prioridades, conocer con qué medios o equipos podemos contar y determinar si para alcanzar la meta existe una estrategia razonable que no ponga en riesgo la actividad empresarial ni el bienestar personal.
Analizar los errores
Si nos vemos desbordados, tenemos que encontrar la forma de optimizar nuestros horarios, determinar a qué podemos renunciar, qué vamos a delegar, qué es necesario y qué superfluo. Pero, ojo, lo prescindible no es el ocio ni las horas que dedicamos a las relaciones sociales.
Eliminar distractores
Podemos abrir el correo solo dos o cuatro veces al día y quitar la opción de avisos instantáneos. Una vez que los leamos, hay que responderlos al momento o reenviárselos a quien se ocupe de contestar para no tener que volver a buscarlos o quedar mal por un olvido. Lo mismo con el móvil: quitar el sonido y los avisos de WhatsApp y de redes sociales permite concentrarse. Conviene elaborar listas con lo que está pendiente cada día, crear agendas online para compartirlas con otros miembros del equipo, limitar la duración de las reuniones… La eficacia se aprende.
Evitar a algunas personas
Hay gente que devora nuestro tiempo con conversaciones banales, cotilleos, relatos que no nos interesan. Tenemos que poner límites, no de forma grosera, sino con amabilidad asertiva: «Ahora no puedo atenderte, hablamos luego»; «Lamento no poder quedarme, tengo prisa»; «Te llamo mejor el fin de semana y lo hablamos». Lo mismo en nuestras conversaciones telefónicas: hagamos llamadas concretas, cortas y claras.
Decir adiós a la procrastinación
A menudo, somos nosotros mismos los que nos hacemos perder el tiempo dejando todo para mañana, lo cual nos resta energía y nos desconcentra. Lo que tengamos que hacer, cuanto antes. Hay que crear hábitos que funcionen y fijar prioridades: lo urgente, lo importante, lo que puede esperar. En determinadas situaciones será necesario el apoyo psicológico.
Delegar
El trabajo de un líder no es ocuparse de tareas que puede hacer su equipo. Si está en su puesto es por su creatividad, sus ideas brillantes y su capacidad de liderazgo. No hay que hacer el trabajo de los demás, sino centrarse en el propio.
Quererse a uno mismo
Descansar lo suficiente, disfrutar de lo que nos gusta, mantenernos en forma, pasar tiempo con las personas que queremos… es absolutamente necesario para un buen desempeño profesional.
Y lo que queremos para nosotros, hay que procurarlo para todos. No olvidemos que no existe un bien más preciado que el tiempo; las personas prefieren disponer de tiempo a tener más salario. Cuando la cultura del tiempo se instala en las empresas todos salen ganando.