¿Leer en vez de hacer deberes?
La polémica a favor y en contra de los deberes es tan vieja como la escuela. Ahora algunos colegios estadounidenses han prohibido los deberes para casa a cambio de que los estudiantes de primaria dediquen un rato diario a la lectura.
31 escuelas del condado de Marion, en Florida, han implantado la política de prohibido hacer deberes. Texas también había optado por este sistema. Poco a poco, el no a las tareas para casa se va extendiendo en Estados Unidos.
Anteriormente, la OCDE ya había puesto los ojos en los estudiantes finlandeses, que cada año acaparan éxitos académicos con menos de tres horas de deberes por semana.
Richard Allington, profesor de Teoría y Práctica de la Educación en la Universidad de Tennessee, lidera el movimiento contra los deberes y difunde su teoría de que los chicos que realizan tareas escolares en casa no tienen un mejor resultado académico que quienes simplemente leen. Es más, ya existen estudios que afirman que los escolares consiguen un mayor éxito cuando dedican tiempo a la lectura que cuando se pasan la tarde haciendo deberes.
Los nuevos colegios de Florida, que ahora se suman a esta corriente, creen que van a cosechar buenos resultados; el primero, la satisfacción de las familias (no hablemos de la de los niños). Los padres manifiestan sentirse mejor por el tiempo que pueden pasar con sus hijos, sin obligaciones, estrés ni regañinas (¡y sin tener que recordar la raíz cuadrada!).
Según Allington, la lectura en la infancia tiene más efectos positivos que los deberes, porque amplía el vocabulario, la expresión, la fonética… y, sobre todo, abre el entendimiento de los niños, incrementa su empatía, despierta su imaginación y su mente.
20 minutos de lectura
Los alumnos del no más deberes tienen que leer tan solo durante unos 20 minutos, junto a sus padres, los libros que ellos quieran, aunque con la orientación de los profesores y los bibliotecarios. Esto implica que padres e hijos pasan más tiempo juntos, dedicados al placer y al disfrute, compartiendo historias, entretenimiento. Cuando los padres no están disponibles para la lectura de la tarde, existen voluntarios que saben cómo actuar para que los niños vivan con entusiasmo el rato de libros.
No se suprimen por completo los deberes. A veces se pide a los niños hacer también alguna búsqueda de información o una actividad relacionada con los libros que están leyendo. Es decir, se busca aliviar la carga de tareas, no suprimirlas.
La idea es que cuando un niño lee bien, todo lo demás viene por añadidura. Es decir, gracias a los libros se trabaja la comprensión lectora, el gusto por aprender, la motivación; con lo que el desempeño en el aula también mejora.
El término medio
Cada vez más profesores y padres piensan que las obligaciones son necesarias porque los niños tienen que aprender el valor del esfuerzo, pero sin pasarse. Los chicos ya están muchas horas en el colegio y a menudo tienen después otras actividades extraescolares. Así que llegar a casa y dedicar dos horas más a hacer deberes parece excesivo. Los profesores, acuciados por los programas que deben impartir, no suelen darse cuenta de que su materia no es la única y entre todos agobian a los niños y sus familias con exceso de tareas.
Media hora de deberes, dependiendo de la edad, está bien. Pero dos horas es demasiado. Jugar también es aprender y necesitan tiempo para ello.
Los maestros que aplican la política de prohibido deberes afirman que notan un aumento de la motivación en los niños. Habrá que estudiar los resultados.