Libros para ligar
Los libros, como el vestido, forman parte de nuestra imagen.
Estaba navegando por las redes cuando me he topado con un artículo sobre los libros que los españoles usan para ligar en verano. De primeras, he pensado que se trataba de lo típico: llevar un libro a la playa y ponerse a leerlo mostrando con evidencia una portada profunda, tipo las Meditaciones de Marco Aurelio. Es decir, exhibir algo para impresionar al turista de nuestros sueños y conseguir que él o ella caigan rendidos ante nuestra intelectualidad.
Pero no, se trata de que los usuarios de portales de ligue suelen compartir sus aficiones para ver si así casan (es una metáfora) mejor con los intereses y gustos de las posibles parejas. El sitio que menciona, Shakn, es una aplicación que pone en contacto a gente que quiere conocerse, y el libro más compartido es La chica del tren, un best seller de intriga y misterio.
Los libros forman parte de nuestra imagen. Ya escribí sobre eso en Lo que tus libros dicen de ti. Si uno se pasea por la playa o luce en el metro lo último de, pongamos por caso, Belén Esteban (persona contra la que no tengo nada y a la que envidio por el número de ventas alcanzado) transmite una imagen muy diferente a la de una persona que vaya leyendo el Parménides de Martin Heidegger, por poner un ejemplo. No es mejor ni peor, es distinto. Y supongo que con ello uno puede atraer a personas afines y ahuyentar a quienes tengan gustos completamente opuestos.
Al igual que el vestido o el peinado, nuestras lecturas forman parte de la imagen que transmitimos. Pero llevar una sesuda obra al café de la esquina o citar un libro mediocre en un portal de ligue no significa nada. Y no solo porque puede que el lector no logre pasar del primer capítulo en ninguno de los dos casos, sino porque la primera impresión que transmite una persona no debe engañarnos. La apariencia habla de nosotros, pero a veces miente.
Que los libros formen parte del ritual de ligar me parece genial, pero para compartir nuestra vida con una persona hay que basarse en algo mucho más profundo que una portada.
A propósito, ¿qué os parece la portada de Duele la noche? ¡A mí me encanta!