Para que los sueños se cumplan hace falta pasión
En un mundo en crisis en el que las perspectivas laborales pueden llevar a muchos jóvenes al desánimo, es importante enseñarles que los sueños se pueden conseguir. Solo hace falta pasión.
Hace unos días, en una actividad educativa con mis alumnos del colegio Patrocinio San José, quise hablarles sobre la importancia de luchar para que nuestros sueños lleguen a cumplirse. Ante unos 200 alumnos, de 16 a 18 años, de primero y segundo de bachillerato, a los que doy algunas clases de filosofía, hablé de lo más importante para alcanzar las metas a las que queremos llegar: poner pasión en lo que hacemos.
La lucha por un sueño
Preparé una presentación sobre mi sueño, el de ser escritora, desde que era niña hasta hoy. Les conté el esfuerzo y la lucha que eso ha supuesto, compaginando las interminables jornadas de trabajo en los centros educativos con la escritura: horas y horas dedicadas a componer mis novelas, muchas veces levantándome a las cinco de la mañana en sábados y domingos para avanzar en la trama y descubrir lo que cada personaje quería ir revelándome.
Hablé con los alumnos del miedo a la crítica que he tenido que afrontar con cada publicación y de cómo aprender de las frustraciones. Les conté mi experiencia en el mundo de la escritura y les animé a buscar con pasión los tesoros que esconde la vida en los propios sueños.
El final de la charla fue muy emotivo: arropada por 22 lectores que, en voz alta, desgranaron párrafos de mi novela Piel de agua ante el auditorio. Arrancó el presidente de los colegios, mi querido amigo, compañero y socio Fabián de Torres, siguieron profesores, unos en activo y otros jubilados, personal docente que ha pasado toda la vida en el colegio y que sigue vinculado a él por amor a los alumnos, y personal no docente también, que trabaja cada día con ilusión en nuestro proyecto común. Luis Baldó, un alumno de segundo de bachillerato, se ocupó de hacer un vídeo del acto (podéis verlo en mi Facebook), él lo ha editado y le ha puesto música. Gracias a todos. Verdaderamente, fue un acto lleno de pasión.