Premio Nobel de Literatura, lo de menos es el premiado
La concesión anual del Nobel de Literatura genera apuestas, debates, polémicas, ventas y reediciones de libros, curiosidad por conocer al premiado… En definitiva: más lectura. Para mí lo de menos es el premiado.
Siempre me ha gustado la expectativa en torno a quién resultará premiado en cada edición de los Nobel. Los medios informativos van publicando meses antes quiénes son los candidatos, la selección de los favoritos, lo que hay en contra y a favor de cada uno. Son los primeros pasos para despertar la curiosidad de los lectores.
A menudo se entablan debates literarios muy interesantes cuando el candidato es alguien controvertido o cuando es una rareza: una mujer, por ejemplo, como en esta ocasión. Los premios literarios, como todos, son bastante machistas: han sido concedidos a 98 hombres frente a 14 mujeres. Otra polémica más.
Políticamente correctos
Luego está el debate sobre si las ideologías propias de cada escritor dejan fuera a gente de gran valía literaria, o de si no toca premiar dos años seguidos a autores del mismo continente o de si hay que apoyar a tal o cual país desfavorecido… Ignoro los intereses, manipulaciones o corruptelas que pueda haber detrás de las concesiones, si es que los hay, pero tampoco los considero importantes. Al fin y al cabo, no podemos pretender que un premio cuya concesión está en manos de un jurado sea plenamente ecuánime, como si se tratara de una justicia divina.
Una vez concedido el Nobel de Literatura, las editoriales se apresuran a comprar derechos, traducir, editar o reeditar títulos y promocionar al autor. Saben que van a vender. Porque la gente –y yo la primera– quiere conocer al premiado cuando no sabe de antemano quién es o afirmarse en que ya lo había descubierto antes disfrutando con sus nuevos libros en el mercado. Todo lo que rodea al Nobel de Literatura es invitar a leer. Por eso me gusta esta celebración anual.
Y dicho esto, enhorabuena a la bielorrusa Svetlana Alexijevich por su Nobel, aunque el premiado sea lo de menos.
Francisco Massó
En legua castellana, hay dos premiados que, ami juicio, no lo merecen: José Echegaray y Cela; en cambio hay otros que hubieran acreditado al premio como Galdós y Pío Baroja.
Creo que juega la política más que la calidad literaria.