Agradecer el esfuerzo a los trabajadores es el factor más motivador para seguir adelante. El agradecimiento en las relaciones humanas, sean profesionales o personales, tiene un poder transformador, un efecto mágico que nos ayuda a valorarnos a nosotros mismos; es, digamos, una caricia emocional.

Reconocemos su importancia desde niños, en la escuela, con los amigos, en la pareja y, por supuesto, en nuestro trabajo. Las empresas deben saber también que cuando agradecen como es debido el trabajo de sus empleados obtienen un mejor rendimiento, se afianza el compromiso, aumenta la productividad y se fortalecen los equipos.

Tiene beneficios probados

Una encuesta realizada a miles de empleados de Estados Unidos y Europa occidental, elaborada por la empresa estadounidense de análisis Gallup, reveló que el reconocimiento tiene beneficios medibles; estos son algunos: hasta cinco veces de incremento en la fidelización a la empresa, un 44 % más de satisfacción general con el trabajo y, por consiguiente, con la vida en general; un 73 % de aumento en la productividad, entre otros.

Requiere un plan

Invertir en reconocimiento ahorra mucho dinero a la empresa, ya lo hemos visto, así que no puede dejarse en manos de la improvisación. Es necesario tener un plan de reconocimiento elaborado, acorde con los valores y principios empresariales, alineado con la cultura corporativa, rico en aportaciones.

En las líneas generales de dicho plan conviene saber que los pequeños refuerzos positivos ofrecidos de forma constante influyen más en la felicidad de las personas que una sola acción anual por grande que sea.

Por ejemplo, es mucho mejor dar cinco premios de cien euros a lo largo del año que quinientos euros de una sola vez. También es necesario premiar inmediatamente o, al menos, lo más cerca posible de lo que queremos reconocer; esto es, se puede dar un feedback positivo inmediato sobre comportamientos excepcionales o acciones dignas de mención con un mensaje de agradecimiento en un canal compartido por todos los compañeros, con palabras de cariño, dando detalles y siendo explícitos sobre lo que estamos agradeciendo. Y otra cosa: tener un plan no significa que todo esté establecido; los agradecimientos inesperados son los mejores.

Debe ser auténtico

El reconocimiento memorable, el que arroja resultados, según la encuesta arriba citada, debe ser auténtico, sincero, proporcionado, con premios significativos para quien los recibe y para quien los otorga; tiene que ser justo, especialmente si se trata de compensaciones económicas; debe ser personalizado porque, aunque reconocer a todos por igual es lo justo, también es primordial lograr que cada uno pueda sentirse especial.

Mejor si es imaginativo

Hay que hablar con la gente, preguntarle qué les ha hecho felices, cuándo se han sentido reconocidos… para así enriquecer el plan con nuevas ideas. El dinero no lo es todo, ni mucho menos. Se puede comer con un trabajador de manera privada, imprimir una camiseta o una gorra con un mensaje distintivo especial para él, pedirle que explique su logro a todos, hacerle un diploma, mostrar un reconocimiento público en el tablón de anuncios, regalarle un libro con una dedicatoria personal, llevar algo para el desayuno y celebrar todos juntos, darle beneficios como un bono para el gimnasio, unas entradas para el teatro o un día libre.

Y luego están los reconocimientos colectivos, con rifas, gratificaciones, años de servicio, aniversarios, etc. Pero no olvidemos que lo más importante es cuidar las emociones de los demás porque, en palabras de Quevedo, «el agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien».

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