Son tiempos difíciles… Y el momento de los «fondos buitres»
A menudo, utilizamos nombres de animales como insultos para menospreciar a los demás. Por ejemplo, decimos que alguien es malo como una víbora, que está loco como una cabra, que es más ignorante que un burro o que huele peor que un cerdo. También llamamos buitre a quien se alimenta de la adversidad de otro.
Los buitres son esas aves que se alimentan no solo de animales muertos, sino también de los moribundos; esto es, aprovechan la desgracia de sus presas para sacar beneficio propio. Pero, cuidado, los animales no son censurables, cumplen con su instinto y su función en la naturaleza.
Por el contrario, detrás de los llamados fondos buitres hay personas con conciencia o que, al menos, deberían tenerla. Estos fondos de inversión de alto riesgo compran deuda a valores muy muy por debajo del mercado. Su oportunidad o más bien su oportunismo se produce porque merodean a quienes rayan la insolvencia, gente con hipotecas en situaciones desesperadas y empresas que atraviesan graves problemas financieros.
Cuando la situación es crítica y los acreedores amenazan, se vuelve imperioso vender un negocio, una casa o incluso un riñón, y hacerlo por lo que sea, por la limosna que a uno quieran darle.
Porque lo que caracteriza a estos fondos no es precisamente su ética, ni al comprar la deuda. Lo normal es que aparezcan en situaciones límite de personas y empresas que han hecho todo para refinanciarse, reestructurar sus vidas o sus negocios y renegociar los créditos sin conseguir la liquidez necesaria.
El fondo buitre que compra no quiere reflotar el negocio, no le importa en absoluto el trabajo ni la vida de las personas hundidas; su objetivo es vender lo antes posible y a menudo troceando para sacar tajada rápida sobre lo poco que ha pagado a quienes no podían más. Importa el dinero, no las vidas.
Mucha gente es cómplice de estas prácticas, empezando por quienes invierten en bolsa sin escrúpulos y continuando con determinados bancos que, en ocasiones de crisis, cuando han visto que no podían cobrar las hipotecas, vendían su deuda a bajo precio a los fondos buitre y estos se encargaban de arrojar a la gente donde consideren, sin tener en cuenta más que su máxima rentabilidad para volver a vender. Se aproximan tiempos difíciles y es el momento en que todos ellos están buscando “presas”.
Empresas con valores
Una empresa es un negocio, sí, pero sobre todo es una comunidad de personas que tienen relaciones entre ellas y con la sociedad en la que interactúan: con clientes, proveedores, accionistas, competidores, con el medio ambiente, con la administración…
La actividad empresarial se puede llevar a cabo de muchos modos, pero solo hay uno válido. Y no hablo de buenismo ni de creencias, porque, como escribió el filósofo Feuerbach:
«La verdadera religión es la ética».
El humanista ateo sabía que la ética en los negocios tiene beneficios:
Construye una buena imagen empresarial
Establecer políticas de valores, respetar los criterios de comportamiento y velar por que se cumplan los códigos de conducta hace que los clientes y los inversores confíen, además de retener el talento de los trabajadores y lograr su fidelización.
Mejora la productividad
Las personas pueden obrar bien o mal, y todos, salvo rarísimas excepciones, preferimos hacer el bien. Los trabajadores que actúan correctamente amparados por sus empresas trabajan más y se sienten motivados.
Evita problemas
Las empresas que cumplen con los principios de legalidad, transparencia y responsabilidad evitan las denuncias, alejan la corrupción y se mantienen en el respeto a la ley.
Contribuye a un mundo más justo
La ética en los negocios no procura el enriquecimiento de unos pocos, sino el bienestar de todos, la justicia y la equidad, el respeto hacia la dignidad de las personas. Es un compromiso cívico que todos debemos respetar.
Hace unos años, el fotógrafo Kevin Carter sacudió nuestras conciencias con la foto de un niño desnutrido en Sudán detrás del que merodeaba un buitre. Ahora tenemos también muchas imágenes y noticias sobre cuáles son los fondos buitre y cómo actúan con sus presas. Informarnos y actuar con ética es la base de nuestra supervivencia empresarial, como individuos y como especie.
Reflexionemos.