¿Toleras el fracaso?
¿El cerebro aprende más de los éxitos o de los fracasos? Es un tema que se sigue debatiendo en la psicología y en la neurociencia.
En el aprendizaje del éxito el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado con la recompensa y con el placer. Esta liberación refuerza el comportamiento que llevó al éxito, haciendo que sea más probable que se repita en el futuro.
El aprendizaje del fracaso obliga a reflexionar sobre lo que salió mal y a ajustar las estrategias. El cerebro también procesa el fracaso disminuyendo los niveles de dopamina, serotonina y endorfinas que llevan al desánimo, pero al comprender el fracaso, la mente restablece los niveles de estos neurotransmisores, conduciendo a un crecimiento personal y a la mejora en la toma de decisiones.
Por tanto, el contexto y la percepción de cada individuo sobre esas experiencias influye en el aprendizaje; la clave está en cómo las personas lo interpretan y cómo lo utilizan para el crecimiento futuro.
A tolerar el fracaso se aprende desde niño. En la actualidad hay padres que tratan de proteger a los niños de todas las frustraciones, sin darse cuenta de que están impidiendo fomentar la mentalidad de crecimiento e indirectamente a enseñarles a apreciar que el esfuerzo y la perseverancia son el camino hacía el éxito. Aprenderlo desde la edad temprana proporciona herramientas valiosas para el resto de la vida e integrarlo en la personalidad supone:
Seguridad
Experimentar fracasos y aprender de ellos aumenta la autoestima para enfrentarse a los desafíos, superarlos supone sentirse más capaces y seguros de sus habilidades. James Dyson y la aspiradora sin bolsa es un ejemplo.
Dyson creó más de 5,000 prototipos de su aspiradora sin bolsa antes de encontrar uno que funcionara y, aunque se enfrentó a muchos fracasos y críticas, su producto finalmente revolucionó el mercado de las aspiradoras.
La habilidad para asumir errores
Mediante el fracaso dando a la persona la oportunidad de reflexionar sobre ellos, analizarlos y buscar soluciones. Este es el mejor estimulante para fomentar el pensamiento crítico y la resolución de problemas.
Recordemos el descubrimiento de la penicilina en el que A. Fleming debió realizar muchos experimentos en su búsqueda de antibióticos y, aunque no tuvo éxito en muchos de ellos, su descubrimiento accidental de la penicilina marcó un hito en la ciencia y salvó millones de vidas.
Disminuir el miedo
Aprender a tolerar el fracaso supone comprender que asumir riesgos es parte del aprendizaje de la vida por lo que hay que pasar para el crecimiento personal y desarrollarse como persona.
Estimular la creatividad
Permite explorar y experimentar sin miedo a equivocarse porque la innovación surge en muchos casos de la experimentación y el aprendizaje a partir de los errores. El científico Spencer Silver intentó crear un adhesivo fuerte, pero en su lugar desarrolló uno débil. Inicialmente su invento no fue bien recibido, pero con el tiempo se utilizó para crear los Post-it Notes convirtiéndolo en un producto exitoso y único.
Manejar las emociones de manera positiva
Tolerar el fracaso supone saber gestionar el estrés, la decepción y la frustración. Esto contribuye a una salud emocional más sólida. C. Swindoll decía que “la vida es 10% lo que me ocurre y un 90% cómo reacciono ante ello”.
Estoy segura que ante cada historia de éxito ha habido muchas de fracasos convertidas en aprendizaje, pero ninguno de estos éxitos sería posible sin haber pasado por frustraciones que las personas han sabido procesar, teniendo respuestas ante las amenazas de lucha y ánimo por encontrar lo que querían.
Los hermanos Wright que antes realizar el primer vuelo fracasaron innumerables veces en diseños y pruebas, su constancia y tenacidad los llevó a lo que hoy es la base de la aviación moderna. O el fracaso del Apple Newton que ayudó a desarrollar el iPhone revolucionando la industria tecnológica o la saga de Walt Disney que se enfrentó a tantos fracasos incluyendo el cierre de su primera empresa, pero perseveró creando uno de los imperios de entretenimiento más exitosos del mundo. Reflexionemos.