Alinear propósitos personales y empresariales, una fuente de energía inagotable
Helen Keller afirmó que «si no podemos encontrar un propósito que nos haga vibrar de pasión, es inútil levantarse cada mañana» y digo esto, porque según las encuestas, aproximadamente siete de cada diez personas creen que su propósito vital está determinado por su trabajo, pues sin actividad laboral, difícilmente encontrarían la posibilidad de desarrollarse como individuos. Y, deben estar alineados ambos propósitos, para que esta simbiosis impulse tanto al individuo como a la empresa.
Tener un propósito definido, marca la diferencia entre trabajadores comprometidos y desmotivados, entre los satisfechos y los frustrados, en última instancia, entre empresas exitosas y aquellas que fracasan. Por ello, es crucial que las corporaciones articulen y compartan un propósito que resuene en cada persona de cada organización.
Es necesario que las empresas busquen alcanzar sus objetivos comerciales, puesto que si no es así dejaría de existir como empresa, pero también es fundamental no perder de vista ser agentes de cambio positivo en el entorno, ya que la responsabilidad social corporativa juega un papel básico en la motivación de ese propósito compartido por todos los integrantes de la organización.
Los propósitos que verdaderamente motivan y trascienden el interés personal se arraigan en el deseo de contribuir al bienestar colectivo. Las empresas deben tener una misión clara y motivadora.
Pongamos como ejemplo Disney cuyo propósito es «hacer feliz a la gente», pero demás, para realmente impactar las organizaciones deben comprometerse activamente en acciones que contribuyan a la sociedad, como apoyar a comunidades desfavorecidas, promover la inclusión, preservar el medio ambiente, fomentar el voluntariado, invertir en desarrollo sostenible etc.
Y es que, como diría Howard Schultz, «el propósito es el corazón de la empresa. Sin un propósito claro, no hay corazón». El lugar de trabajo debe ser un catalizador para descubrir un propósito auténtico que motive a las personas a realizar sus labores diarias con significado y pasión.
El propósito personal tiene que desempeñar un papel crucial en la satisfacción laboral. A menudo, se tiende a atribuir el malestar en el trabajo a factores externos como la competencia, el salario o la monotonía de las tareas.
No obstante, es importante recordar que la felicidad y plenitud no solo dependen de las circunstancias externas, sino también de la claridad de los propósitos personales. En palabras de Viktor Frankl, «la búsqueda del sentido es la principal motivación del ser humano».
Mientras algunas personas se sienten frustradas y desmotivadas en situaciones laborales similares, otras encuentran alegría y satisfacción alineando sus acciones con sus propósitos personales, definiendo qué cambios desean ver en sí mismos, cuáles en su entorno, estableciendo metas concretas y trazando un plan para alcanzarlas.
La consecución de propósitos individuales y corporativos requiere tiempo y esfuerzo sostenido. Como señaló Abraham Lincoln, «cuando hago el bien, me siento bien; cuando hago el mal, me siento mal», por ello es fundamental que las organizaciones adopten políticas de responsabilidad y compromiso comunitario, inspirando a cada miembro de la empresa a alinearse con el propósito colectivo que trascienda a lo personal pero que, a su vez, sea parte de uno.
En última instancia, se trata de alinear los propósitos individuales con los empresariales, creando una sinergia que potencie el impacto positivo tanto a nivel personal como en la sociedad en su conjunto. Siempre digo que cuando “el propósito de la persona se alinea con el propósito en su trabajo y de su organización, el universo se confabula y crea la magia, y eso nos hace mejores”.