¿Eres buen profesional y buena persona?
Ser un buen profesional implica tener un alto nivel de competencia y habilidades en su área de trabajo, y por supuesto cumplir las expectativas del empleador y de sus clientes y usuarios. Tendemos a pensar que un buen profesional es quien puede colgar varios títulos en las paredes de su despacho, sin embargo, esto no es suficiente. Ser buena persona es el plus del buen profesional.
Ser excelente no se limita a estar facultado para el desempeño, sino algo personal intrínsecamente unido a la “buena gente”. Todos conocemos personas que consideramos magníficos profesionales y otros que, pese a su brillante currículum, no lo son. ¿Qué diferencia a los mejores? Yo diría que el plus está en:
Ser confiables y estar dispuestos a aprender
Las personas verdaderamente profesionales observan a su alrededor para aprender de los demás. No creen, ni mucho menos, dominar su campo; por el contrario, extraen enseñanzas valiosas de todo el mundo. No aparentan saberlo todo, preguntan cuando desconocen algo y jamás simulan conocer lo que ignoran.
Además, admiten sus fallos y piden perdón cuando es necesario. De este modo, aprovechan sus equivocaciones como oportunidades para aprender y para mostrar tolerancia con los errores ajenos. La humildad está en la filosofía empresarial y es parte de la confianza. En un mundo donde la confianza es cada vez menor, una persona confiable es un verdadero tesoro.
Ser proactivo y positivo
Un buen profesional siempre busca oportunidades para mejorar los procesos o hacer sugerencias útiles. Además, si a la proactividad se le suma la actitud positiva podrá enfrentar mejor a los retos del trabajo y a la motivación para seguir adelante. Decía R. Benett que ser proactivo significa” dejar de esperar a que las cosas sucedan y comenzar a hacer que sucedan”.
Ser buenos compañeros
El trabajo también es rutina, sacrificio, cansancio, aspectos desagradables. Por eso los gestos de compañerismo son tan importantes, porque nos hacen sentir que no estamos solos, que formamos parte de un equipo en donde nos apoyamos unos en otros cuando lo necesitamos. Los buenos profesionales no están por encima de los miembros de su equipo, sino con ellos y agradecen.
Ser honestos
La honestidad es un concepto muy amplio. Es una cualidad que engloba sinceridad, veracidad e integridad en todas las acciones y relaciones interpersonales. Tener principios tanto personales como empresariales y respetarlos por encima de todo.
Manejar las emociones
La educación emocional es la que nos permite trabajar con autoconfianza en las propias capacidades, autoestima para asumir responsabilidades, seguridad para delegar, empatía para colocarnos en el sitio de los demás y optimismo. No es posible ser un buen profesional sin un adecuado control y expresión de las emociones.
Ser organizado y enfocado
Hay pequeños detalles que aportan elementos para construir la profesionalidad, como el orden, la puntualidad, la disciplina, el vestido, la corrección al hablar o al escribir, el respeto al dirigirse a los demás, la discreción en las redes sociales…
Pero los buenos profesionales se distinguen por dar más de lo que se les pide. Yo diría el “plus” de la bondad. Son esos que atienden a un cliente cuando acababa de terminar su horario, que dedican un rato más a algo urgente, que envían un mensaje de ánimo fuera de hora, que tienen paciencia, aunque tengan estrés, que sonríen, que enseñan a los demás cómo hacer algo en vez de hacerlo ellos…
Son, en definitiva, los que disfrutan con lo que hacen. A mí me gusta mucho la frase de C. Swindoll que dice que “la vida es un 10% lo que nos sucede y un 90% cómo reaccionamos ante lo que nos sucede”, si cambiamos nuestra forma de percibirlo, podemos cambiar nuestro mundo. Y ahora esta reflexión para quien la quiera; ¿eres solo profesional o un buen profesional y buena gente?
Marinela
muy interesante
Estrella Flores-Carretero
Que bueno que guste Marinela muchas gracias por tu comentario.