Hablar y ser escuchado
El proceso de educación que recibimos nos enseña a ser pacientes, respetuosos y prudentes, esto es fundamental en el entorno laboral. Sin embargo, no implica que debamos quedarnos callados y aceptarlo todo, ya que en ocasiones hablar a tiempo puede prevenir problemas graves en el bienestar de las personas en diversos aspectos.
Como menciona Unamuno, «A veces, el silencio es la peor mentira», por lo que es crucial fomentar un ambiente donde la comunicación abierta sea valorada y alentada.
En el ámbito empresarial es importante que los empleados se sientan capacitados para expresar sus inquietudes y malestares de forma constructiva, tanto entre sus colegas como ante sus superiores. La comunicación efectiva es clave para evitar acumulación de resentimientos y posibles crisis en la empresa.
Los líderes deben promover un ambiente de sinceridad y apertura, donde se fomente la expresión de desacuerdos de manera respetuosa para todos. Pero los trabajadores también deben estar dispuestos a hablar, expresar y escuchar.
Comunicar no significa hablar, no significa un solo punto de vista, significa también ser escuchado para llegar a acuerdos. Es un proceso donde ambas partes deben poner su grano de arena, hablando y escuchando por ambas partes. Como diría Goethe (pensador alemán) “hablar es una necesidad, escuchar es un arte”.
Hay que tener en cuenta que las personas somos muy diferentes como también lo son nuestros criterios, pero debemos tratar de entendernos. Y no solo eso, estamos obligados al consenso cuando formamos parte de una empresa con un objetivo común:
Disentir es bueno
Todo líder a quien nadie lleve la contraria debería preocuparse. Es absurdo rodearse de personas que callan. En los equipos hay que expresar los desacuerdos, siempre de manera educada y tratando de buscar consensos.
Esto es importante entre compañeros y también si es necesario, a los superiores. La gente debe aceptar que las diferencias existen y que solo si se comunican es posible encontrar soluciones. Quien no se atreve a hablar, acumulará resentimiento, verá dañada su salud, mermará su productividad y, a la larga, perjudicará a la empresa.
Pensar en el bien común
Callarse significa aprobar. Quien calla puede estar perjudicándose a sí mismo y a los demás. A veces, esperamos que los demás lean nuestra mente, pero eso no ocurre, es necesario expresar lo que sentimos por nuestro bien y por el de los demás, que podrán ver lo que quizá no habían notado, que tendrán un ejemplo para actuar abiertamente si les ocurre algo parecido, que podrán corregir su actitud si no es adecuada y que sabrán que se puede lograr que las cosas funcionen mejor. Establecer un protocolo para abordar crisis y conflictos en el trabajo contribuye a un ambiente laboral más saludable y productivo.
Educar las emociones
No todo el mundo sabe gestionar sus emociones en situaciones de estrés como las que se viven a diario en cualquier empresa. Por ello, no solo las personas, sino también las corporaciones harán bien en formarse y organizar cursos que ayuden a un adecuado control emocional a la hora de expresar un descuerdo, pedir una reparación o comunicar un malestar. Saber hacerlo de la manera correcta y en el momento adecuado marca la diferencia y establece un protocolo para avanzar juntos y superar las crisis.
Hablar de manera profesional
En nuestro día a día hay que saber ser asertivos, empáticos, respetuosos… Por eso, lo primero ante un malestar laboral tanto por parte de los líderes como de los trabajadores, es saber a quién dirigirse y cómo, comunicar con franqueza, pero sin ira, no personalizar, analizar cómo puede afectar el problema a la empresa y cómo se podría solucionar. A la hora de hablar profesionalmente no hay por qué excluir los componentes personales y familiares.
Adelantarse
Los líderes deben velar por saber comunicarse con todos y facilitarlo, estar abiertos a las sugerencias, respetar el estilo de trabajo, ayudar a formarse y promocionarse, motivar y procurar el bienestar general.
Amar a los empleados y procurar su crecimiento es una estrategia sencilla pero poderosa para el éxito organizacional de cualquier empresa.